JULIACA

JULIACA

sábado, 11 de julio de 2015

LOS ONCE MILLONES DE ORO


Hemos considerado, en forma breve, remontarnos a la historia de los jesuitas; para que el lector saque sus propias ideas o conclusiones. En el año de 1975, el ilustre historiador  de la iglesia catedral HERGENROETHER, al querer narrar “la supresión de la compañía jesuita”; escribió “la compañía de Jesús”, por la notaria laboriosidad de sus hijos, había obtenido gran difusión en todo los países católicos y una singular eficacia.
Pero no el faltaron poderoso enemigos, los protestantes de todas la confesiones; los jansenistas, los miembros del parlamento, gobernados por ellos y los doctores de la sobona en Francia; los hombres de estado adverso Alos derechos del papa; personas celosas de la fama de la compañía; religioso de otras ordenes, literatos, gente de la iglesia; de abuso en la confesiones, acaparan dominio y poderío temporal, de ingerirse en la política.
De no obedecer Alos mandatos de los papas, despreciar Alos obispos, de orgullo de codicia y otras muchas acusaciones. Esparció contra ellos  mil calumnias y trabajo  por indisponerlos con el rey; acusándoles de promover  revoluciones en la misiones, colonias y de haber confundido en el paraguay un reino jesuítico; todo esto forjó a un decreto. Expulsándoles de las misiones. En parte exagerando  en parte inventando.
La tempestad empezó en Europa, ante una andanada  de calumnias, paulatinamente empeoro el problema, hasta que las cosas  de sus domicilios; de la compañía; vieron ce rodeadas de ellas, llevando a puerto  de mar, embarcados a montones y dirigidos hacia los estados pontificios  sin piedad alguna a enfermos o decrépitos
Solo después se publicaba la pragmática sanción, con la completa supresión en todos los dominios españoles (las colonias especialmente el Perú)
En vano protesta el papa, el arzobispo de tarragona, el obispo de cuenca , y cuantos reprocharon  el tiránico proceder; fueron  perseguidos con fiereza; a los jesuitas se les amenazo con pena de muerte, si volvían ;las calumnias  crecían  en Francia y España ;  especialmente en la misiones de jesuitas de América, circulaba grandes calumnias  de “ trafico ilicitote tesoros escondidos” ; de revoluciones promovidas por los jesuitas, de un reino jesuítico en el cual un hermano coadjutor, llamado  Antonio; se había proclamado  rey, causando hilaridad, acaso celo y cólera.
Los comunistas encargados de pones en obra la supresión procedieron no pocas veces  de la manera brutal, saqueando iglesias, buscando” tesoros escondidos” maltratando y apropiándose los bienes de los jesuitas.
 En el viejo mundo; los seguidores de san Ignacio  de Loyola, sufrían terribles castigos, sanciones, humillaciones, destierros, tuvo repercusión especialmente en el Perú; la compañía de Jesús, orden que fue fundada en 1534; fueron expulsados del suelo inca.
Los jesuitas que estuvieron  en el pueblo de Juli, conocida como la “pequeña roma” por la cantidad de iglesias protestantes diferentes artes sacros, era el lugar donde los clérigos desempeñaban sus labores sacerdotales de fe, así como también dedicados a otros menesteres, conforme vayamos desgranado, toda las trama de semejante empresa.
Los jesuitas al ser expulsados de nuestra tierra, en el año 1767 como se comprenderá mediante la historia, nos  hemos enterado, la orden estaba muy cuestionada, hubo enfrentamiento entre papas y reyes, personajes de gobierno, representantes d ellos poderes de la universidad etc.… los clérigos , salieron apresuramente y como pudieron; la mayor  parte de jesuitas depositaban sus pertenecías en “ petacas” baúles de cuero; donde llevaban algunas piezas o monedas de oro y plata ; piedras preciosas, cubiertas de oro y plata , eran sus bienes .
Los sacerdotes son rango y antigüedad en la orden; al permanecer casi dos siglos en tierras de los incas; día a día mes a mes tras años fueron atesorándose de metal amarillo y estos fueron   estos fueron convertidos en monedas o pesos de oro; por la indagaciones realizadas, estos eran el grosor y tamaño similar al moneda de 9, 10 y 12 decimos de plata; imaginemos; el trabajo arduo, sacrificios y penoso; realizado por hombres que entrañas de las montañas el metal precioso.

La colección fue en toda la comarca, desde puno hasta la ceja de la selva, sandia, Carabaya; desde el Cusco hasta arequipa, desde La Paz hasta Potosí y sucre y otros lugares remotos; por el codiciado metal cuantas vidas quedaron en las minas, cuantos enfermos sin bazos, sin piernas, cuantas lagrimas, recuento  de todas las peripecia sufridas.
Retornemos a Juli; producido el origen de la expulsión de los jesuitas; afanosamente  premurieron del transporte, pensando en que  medios iban a trasladar el contingente  de la carga tan pesada; máxima si tenemos en cuenta, que la travesía era hasta el primer puerto al mar, es decir hasta Mollendo.
Sin pensarlos dos veces con la celeridad que el caso demanda; reunieron  bestias de carga, mulas, caballos, llamas, huanacos, etc. Se calcula que fueron 1250 bestias de carga, pues cada uno tenia que soportar e peso de 800 monedas del preciosos metal.
En la travesía las llamas y huanacos, resultaron las mas débiles por su contextura física; tenían que soportar el peso de la carga, el rigor que aplicaron los arreadores con látigo sobre las bestias, por las ansias incontenibles de llegar a su destino, el escaso alimento y agua por la falta de tiempo; todas las peripecias mermaban las condiciones físicas, por otro lado en el día del sol sofocante contribuían al cansancio y agotamiento, por la larga jornada; los religiosos, acompañantes y arreadores estaban contra el tiempo.
La angustia la desesperación y la ambición; los inducía, los obligaba a sacar como a de lugar el ingente cargamento de oro; no importa Acosta de la muerte masiva de las bestias de carga tenían que poner el hombro por el sacrificio, sudaban copiosamente en el día; y por las noches el frió que calaba los huesos; por el cambio brusco de temperatura, cogian terribles resfrios la pulmonía fulminante y la muerte inexorable, la travesía fue realmente llena de contratiempos; lo que importaba era tener a buen recaudo y salvar su cuantiosa fortuna.
Desde el pueblo de Juli, en el trayecto habían hecho su paso por los pueblos de Ilave, Acora, Platería, Chuchito, llegando a puno hicieron un breve descanso, para luego continuar.
Llegando a Paucarcolla, en este paraje prácticamente las bestias de carga estaban diezmadas, muchas de ellas habían sucumbido, a consecuencia del cansancio; por la falta de alimento y agua los cambios de  temperatura muy acentuados.
Otras totalmente débiles por la sobre carga del preciado metal y por otro lado, las horas los días eran una eternidad, tremenda y fatigosa; a duras penas llegaron al paraje Caracoto; era casi imposible continuar  mas adelante, seguramente los seguidores de San Ignacio de Loyola, estaban convencidos de que la empresa prácticamente quebró; estamos seguros de que ellos presagiaban, que las condiciones era irrealizables, estaban consumadas.
Era una quimera continuar la travesía, hasta la ciudad blanca de Arequipa; luego pensar en un sueño irrealizable pretender llega Mollendo y luego enrumbar a la madre patria  España; eran esa época como pretender llegar hacia la luna.
Allegar a la cuidad de Juliaca; tenían ya el convencimiento, que era mas imposible continuar con el derrotero planificado, en cuanto al transporte, era desolador el cuadro, era espantoso, es decir lo menos, los animales una tras otra morían; por el sacrificio cometido; eran incontenibles, la enfermedad, el hambre, la sed incluso los acompañantes y arreadores, también enfermaron por el esfuerzo sobrehumano, muchos fallecieron.
Los clérigos se miraban unos a otros, como queriendo encontrar una respuesta o una imaginación salvadora; se sentían impotentes, sentían que no podían hacer nada: y que de las manos se les escapaba el preciado y portentoso tesoro.
L a caravana se posesionó, al pie de los Apus Wayna Roque y la prolongación de Apus Monos Esquen; en este lugar existe hasta nuestros días una fuente de agua, originada naturalmente por un “ojo de agua”, denominada “patalla”; en dicho paraje descansaron, clérigos, arreadores, acompañantes y animales de carga de los pocos que aun quedaban ; no daban para mas; los frailes con las miradas perdidas, las bocas amargas, los labios secos; temblorosos, por acción del viento gélido y por la desesperación todo junto, una y otra ve4z se preguntaban, QHE HACEMOS POR FAVOR QUE HACEMOS; La caravana, quedo definitivamente aniquilada y sin poder moverse.
Ante la realidad los jesuitas determinaron, que los pocos hombres acompañaban y la convocatoria de otros quienes fueron llamados; día y noche, tarde y mañana; trabajaron en la apertura de un túnel, con barrenos, cinceles y combas, hicieron un boquerón en la mitad del cerro Monos Esquen (prolongación); en este túnel introdujeron el cuantioso caudal; no había otra solución.
El tiempo apremiaba, ahí tenemos los once millones de pesos de oro; con las providencias del caso, casi en secreto taparon el túnel y en los alrededores sembraron unos espinos como señal, para un posible retorno de los jesuitas, con el correr del tiempo se convirtió en un bosque de espinos, llegando a medir 5 a 6 metros de altura.
Desde entonces la prolongación de Apus Monos Esquen, toma el nombre del cerro “Espinal”; propios y extraños enterados de esta posibilidad de esta existencia del maravillosos tesoro; a despertado mucho interés, especialmente los expertos en la búsqueda de los famosos “tapados”, ahí entra el pétreo Apu Espinal; guardando en sus entrañas el cuantioso metal preciosos, el tesoro escondido, los ONCE MILLONES DE ORO.

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