En la ciudad de Juliaca, en la esquina formada por los jirones Nicolás de Piérola y Tumbes existe una casa encantada, los vecinos antiguos del lugar cuentan que muchos años atrás, La leyenda cuenta que la zona estaba habitaba por una mujer muy hermosa, de la que un joven quedó perdidamente enamorado, amor que ella también correspondió.
Se dice que la joven vivía en una laguna por lo que aseguran que era una hermosa sirena. Su padre, el rey de las lagunas, al enterarse de este amor, se habría enfadado con el muchacho, pero finalmente aceptó que se case con su hija. Por ello, le regaló dos pies en vez de la cola de sirena que poseía. Ambos juraron no regresar más al palacio. Tras la boda, compraron la casa en ese sector donde vivieron felices hasta el momento en que un ex enamorado de la bella mujer, al enterarse del hecho, fue en búsqueda de la dama. Al encontrarlos a ambos en su idilio, el furioso hombre mató sin piedad a la pareja recién casada. Por eso, se dice que los gritos desesperados de la mujer y el hombre se escuchan cada noche en la vivienda.
Los vecinos de la zona indican que la casa tuvo varios dueños, quienes siempre la dejaron por escuchar los gritos y al ver cosas raras. Muchos posibles compradores no la adquieren porque quedaron con alteraciones mentales o con enfermedades desconocidas. esta casa había sido alquilada para un restaurante o pensión con el nombre de Ojos Azules. Los dueños del negocio y el personal de servicio al terminar la jornada de atención a los comensales cerraron bien las puertas asegurándolas con tranquetas, al pasar al segundo piso a dormir, ni bien estaban en la cama, escucharon extraños ruidos espeluznantes, dueños y mozos pasaron una mala noche, no podían conciliar el sueño.
Al día siguiente, en la madrugada había un desorden que espantaba a los presentes, todo estaba en ruinas, platos rotos, mesas partidas en dos, adornos y cuadros hecho pedazos, la comida sobrante impregnada en las paredes y el techo; era increíble y espantoso lo acontecido.
Los inquilinos estaban con escalofríos en el cuerpo, angustiados y temerosos por su vida, no podían descifrar el suceso, no alcanzaban a comprender el significado y el porqué del hecho espeluznante. Repuestos del percance y del susto, dueños y mozos abandonaron la casa y se trasladaron a otro lugar.
Estos hechos suceden constantemente con los nuevos inquilinos. La casa encantada permanece toda abandonada, nadie se atreve a vivir en ella. En el lugar se comenta que, la casa está habitada por almas que penan o por espíritus malignos que siempre han estado en ese lugar.
Cuando Juliaca no estaba poblada, el cause del río Torococha no estaba canalizada, atravesaba el lugar formando lagunas y pozas. Los vecinos antiguos cuentan que en ese lugar había una poza de regular profundidad donde sucedían cosas raras, especialmente a media tarde o en la puesta del sol salían de las profundidades de la poza las ninfas o sirenas con busto de mujer y cuerpo de pez, estas atraían a los varones con su dulzura y encanto. Tenía una belleza atrayente, rostro hermoso con cabellera de oro brillante y cuerpo de pez color plata. Los varones atraídos por la belleza no se resistían al encanto de la sirena, después de ver el espectáculo irresistible y maravilloso los hombres quedaban sin habla, otros perdían la razón y se volvían locos, algunos se perdían junto con las sirenas para siempre y no se sabe nada de ellos; muy pocos se liberaban de los encantos de las sirenas y solamente después de un largo tratamiento podían recuperarse.
Con el correr del tiempo la población de Juliaca creció considerablemente, se construyeron nuevas calles y viviendas, las sirenas ya no se ven, el río Torococha está canalizado con fierro y cemento, pero continúa el encanto y el misterio en ese lugar. La casa construida sobre la fosa permanece cerrada y los vecinos del lugar lo llaman la casa encantada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario