JULIACA

JULIACA

sábado, 11 de julio de 2015

FRAILES SIN CABEZA

LOS FRAILES SIN CABEZA
La provincia de San Román Juliaca, en 1 926, recién era elevada de distrito jurisdicción de Puno a provincia, llamada San Román; con su capital Juliaca; en esta época paulatinamente, crecía su población y también su comercio, nos remontamos a 1 926- 1930; algunos moradores de este próspero pueblos, se recogían a altas horas de la noche; los noctámbulos trabajaban en horas extras, otros asistían a reuniones de clubes, otros a Juntas Directivas de Instituciones, en muchas veces las sesiones se prolongaban hasta la media noche.
En esa época las personas caminaban, mayormente en lo que era el “Pueblo Viejo”, o sea todo lo que constituye hoy la plaza de armas, ante plaza Santa catalina; pues bien; el “Pueblo Viejo” lo conformaban las calles adyacentes, calle Jáuregui, ica, 2 de mayo, Salaverry, Calixto Aréstegui, Junín, Lampa; y todo lo que es el Barrio Santa bárbara:
Naturalmente que en ese entonces no existía otras calles, algunos canchones abandonados; los noctámbulos los pasaban forzosamente por la antes Plaza Santa Catalina; los trasnochadores, antes de despedirse y luego encaminarse cada quien a sus domicilios.
Por las esquinas en grupos se ponían a conversar sobre algún acontecimiento digno de ser, especulado, analizado etc.
En una de tantas veces, cierta noche un grupo de nocherniegos, que tenían por costumbre dialogar en las esquinas por varias horas, de pronto escucharon,… un ruido de espanto, un chirrido áspero y fuerte que pelaba  los huesos.
Los noctámbulos, se pararon contra la pared; para percatarse que sucedía y de donde procedía el espanto ruidoso; paulatinamente se les iba apoderando el temor y el susto natural; les iba invadiendo el temor corporal, involuntariamente se movían sus cuerpos; comenzaron a palidecer y los latidos del corazón fueron en aumento; el alumbrado deficiente, no facilitaba la visión, el cielo encapotado era otro obstáculo.
De pronto se despejaron nubes y dejaron un claro en el cielo, la luna llena, alumbró justamente todo lo que constituye el “Pueblo Viejo”.
Fue el momento en que las personas confundidas y miedosas, … vieron con asombro y con el aliento contenido; como se abría lentamente la puerta grande del templo siempre acompañado con el ruido fuerte que crepitaba;
Pasaron unos momentos cruciales; que parecían una eternidad; en el interior primeramente se vio el humo denso del inciencio; que salía al exterior; transcurrieron unos minutos, aparecieron las figuras inconfundibles de los clérigos, una veintena de ellos en columnas de dos; con la capucha puesta;… con paso lento, muy lento se dirigían al atrio del templo, se paraban por breves momentos, luego procedían con su caminar procesional, pasaron lentamente la calle (hoy calle salaverry)  para luego llegar a la plaza, el viento incesante silbaba y en otros momentos el viento parecía que lloraba, semejante a las voces de espíritus, acompañados de aullidos de los perros macilentos y vagos que no faltaban.
La columna de frailes, continuaron su paso procesional, los trasnochadores no salían de su asombro; por que los cuerpos de los frailes, aparentemente estaban configurados normalmente pero; las capuchas negras no abrigaban rostros ni cabezas;
A las alturas de la antigua pileta de fierro que existía en el centro de la Plaza, los nocherniegos se restregaban los ojos y atónitos se percataron que los frailes no tenían cabezas;
El viento seguía con sus silbidos raros, a veces el murmullo del viento parecía quejidos; también se  escuchaba el bisbiseo de los rezos casi intangibles, con voces roncas y entrecortadas; el grupo peligroso en columna de dos, se acercaba lentamente al colegio San Román los trasnochadores fueron testigos, vieron como la puerta del colegio, se abría lenta y misteriosamente;

Los frailes siempre en columna de dos, se introdujeron pausadamente, rezando guturalmente, y en igual forma la puerta se cerraba automáticamente, sin que ningún mortal lo hiciese.
Recuperados del susto, las personas que presenciaron todo lo acontecido en la plaza Santa Catalina; percibían en el ambiente una bruma desacostumbrada, con olor penetrante de incienso y sahumerios; acompañado del viento que parecían quejidos, con silbidos nunca antes escuchados; estos, se persignaron y rezaron en voz baja.
Alguien dijo, esta visión de los Frailes Sin Cabeza es una señal, JULIACA, va a prosperar en un tiempo no muy lejano, pero antes del progreso, acontecería, hechos que estarían matizado de reclamos, protestas, luchas, el pueblo se levantaría con los brazos arriba; habría muerte, mucha pena, sufrimientos lacerantes.
Alguien dijo también; es un presagio, que habrá cruentos acontecimientos en el penúltimo mes de 1965; en el rezo gutural de los clérigos sin cabeza se escuchaban estos designios ineludibles; el paso del tiempo dio su Veredicto Final; ahora Juliaca, se yergue como la abanderada de los Pueblos del Ande, después de la inmolación de sus mártires y la lucha del pueblo en su conjunto.

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