Ubicada a 10 km al noroeste de la ciudad de Juliaca, es una laguna rodeada por bastos cerros como el Iquinito (el cual es el más alto de la zona), la laguna posee forma fusiforme y una superficie de 6,2 Km2 aproximadamente. Esta laguna propicia la existencia de flora y fauna diversas, fundamentalmente en el estiaje (temporada lluviosa).
A su vez, el Convento Franciscano de Juliaca, también conocido como Convento de Santa Bárbara, posee un estilo románico y está ubicado en el Cerro Hatun Rumi, destacándose por sus más de 100 ventanales arqueados. Otro atractivo es el Cristo Blanco, situado en la cumbre del Cerro Huaynarroque. Allí se encuentra el Mirador de Huaynarroque, desde el cual se obtiene una linda panorámica de la región.
Entre los templos de la ciudad, se destacan la Iglesia Matriz de Santa Catalina, localizada en la Plaza de Armas, construida desde 1649 y de estilo barroco indigenista, y la Iglesia de la Merced, situada en la Plaza Bolognesi, labrada en piedra caliza roja y considerada un lindo ejemplar de la arquitectura Republicana.
CHAIRO Caldo preparado en base a chuño molido o chancado, carne de cordero o chalona, verduras picadas, papa y sal.
P'ATACHA Es preparado a base de cebada pelada entera, pellejo de cerdo, habas, arvejas. Se sirve con papas, hierbabuena picada. Sal y ají.
CALDO DE CABEZA Se prepara haciendo hervir cabeza de cordero con papas y chuño enteros, es servido con perejil y sal al gusto.
THIMPO DE KARACHI Se prepara a base de pescado (karachi, pejerrey, mauri), se sirve con papas y chuños enteros, muña, cebolla, ajo y ají.
HUATIA Se prepara y se calienta un horno hecho a base de tierra (curpas), hasta llegar a una temperatura elevada usando leña, luego se colocan ordenadamente las papas y ocas para luego enterrarlos en el horno, al cabo de un tiempo se abre y se sirve con queso, chaqo o ají molido.
CANCACHO Preparado a base de carne de ovino, chancho o vacuno, aderezado con ají colorado y otros condimentos, luego es llevado a un horno para su cocción, se sirve con papas enteras y ensaladas.
PESCADO FRITO Se prepara a base de pescado (pejerrey y trucha), es cortado en trozos, sazonado con ajos y sal, se rebosa con harina, se fríe en aceite, una vez que esté dorada se sirve con papa sancochada, moraya, ensalada, ají y sal al gusto.
PESQ'E DE QUINUA Preparado a base de quinua lavada, se sirve con leche y queso rallado, es un plato semiseco muy agradable al paladar.
MAZAMORRA DE QUINUA Este plato es a base de quinua molida, la que se hace cocer en una olla y para que tome su punto final se usa cal diluida en agua, la que se agrega muy lentamente a la olla hasta que tome el color amarillo característico de éste plato; se sirve con leche y queso rayado.
También se tiene platos como el estofado de cordero, costillar frito, apanado de carne molida de ovino, escabeche de gallina, Quispiño, mazamorra de chuño, caldo de papaliza, etc.
Un hombrecito se encaminó a la casa-hacienda de su patrón. Como era siervo iba a cumplir el turno de pongo[4]de sirviente en la gran residencia. Era pequeño, de cuerpo miserable, de ánimo débil, todo lamentable; sus ropas viejas.
El gran señor, patrón de la hacienda, no pudo contener la risa cuando el hombrecito lo saludo en el corredor de la residencia.
¿Eres gente u otra cosa? – le preguntó delante de todos los hombres y mujeres que estaban de servicio.
Humillándose, el pongo contestó. Atemorizado, con los ojos helados, se quedó de pie.
¡A ver! – dijo el patrón – por lo menos sabrá lavar ollas, siquiera podrá manejar la escoba, con esas sus manos que parece que no son nada. ¿Llévate esta inmundicia! – ordenó al mandón de la hacienda.
Arrodillándose, el pongo le besó las manos al patrón y, todo agachado, siguió al mandón hasta la cocina.
El hombrecito tenía el cuerpo pequeño, sus fuerzas eran sin embargo como las de un hombre común. Todo cuanto le ordenaban hacer lo hacía bien. Pero había un poco como de espanto en su rostro; algunos siervos se reían de verlo así, otros lo compadecían. “Huérfano de huérfanos; hijo del viento de la luna debe ser el frío de sus ojos, el corazón pura tristeza”, había dicho la mestiza cocinera, viéndolo.
El hombrecito no hablaba con nadie; trabajaba callado; comía en silencio. Todo cuanto le ordenaban, cumplía. “Sí, papacito; sí, mamacita”, era cuanto solía decir.
Quizá a causa de tener una cierta expresión de espanto, y por su ropa tan haraposa y acaso, también porque quería hablar, el patrón sintió un especial desprecio por el hombrecito. Al anochecer, cuando los siervos se reunían para rezar el Ave María, en el corredor de la casa-hacienda, a esa hora, el patrón martirizaba siempre al pongo delante de toda la servidumbre; lo sacudía como a un trozo de pellejo.
Lo empujaba de la cabeza y lo obligaba a que se arrodillara y, así, cuando ya estaba hincado, le daba golpes suaves en la cara.
Creo que eres perro. ¡Ladra! – le decía.
El hombrecito no podía ladrar.
Ponte en cuatro patas – le ordenaba entonces-
El pongo obedecía, y daba unos pasos en cuatro pies.
Trota de costado, como perro – seguía ordenándole el hacendado.
El hombrecito sabía correr imitando a los perros pequeños de la puna.
El patrón reía de muy buena gana; la risa le sacudía todo el cuerpo.
¡Regresa! – le gritaba cuando el sirviente alcanzaba trotando el extremo del gran corredor.
El pongo volvía, corriendo de costadito. Llegaba fatigado.
Algunos de sus semejantes, siervos, rezaban mientras tanto el Ave María, despacio, como viento interior en el corazón.
¡Alza las orejas ahora, vizcacha! ¡Vizcacha eres! – mandaba el señor al cansado hombrecito. – Siéntate en dos patas; empalma las manos.
Como si en el vientre de su madre hubiera sufrido la influencia modelante de alguna vizcacha, el pongo imitaba exactamente la figura de uno de estos animalitos, cuando permanecen quietos, como orando sobre las rocas. Pero no podía alzar las orejas.
Golpeándolo con la bota, sin patearlo fuerte, el patrón derribaba al hombrecito sobre el piso de ladrillo del corredor.
Recemos el Padrenuestro – decía luego el patrón a sus indios, que esperaban en fila.
El pongo se levantaba a pocos, y no podía rezar porque no estaba en el lugar que le correspondía ni ese lugar correspondía a nadie.
En el oscurecer, los siervos bajaban del corredor al patio y se dirigían al caserío de la hacienda.
¡Vete pancita! – solía ordenar, después, el patrón al pongo.
Y así, todos los días, el patrón hacía revolcarse a su nuevo pongo, delante de la servidumbre. Lo obligaba a reírse, a fingir llanto. Lo entregó a la mofa de sus iguales, los colonos*.
Pero… una tarde, a la hora del Ave María, cuando el corredor estaba colmado de toda la gente de la hacienda, cuando el patrón empezó a mirar al pongo con sus densos ojos, ése, ese hombrecito, habló muy claramente. Su rostro seguía un poco espantado.
Gran señor, dame tu licencia; padrecito mío, quiero hablarte – dijo.
El patrón no oyó lo que oía.
¿Qué? ¿Tú eres quien ha hablado u otro? – preguntó.
Tu licencia, padrecito, para hablarte. Es a ti a quien quiero hablarte – repitió el pongo.
Habla… si puedes – contestó el hacendado.
Padre mío, señor mío, corazón mío – empezó a hablar el hombrecito -. Soñé anoche que habíamos muerto los dos juntos; juntos habíamos muerto.
¿Conmigo? ¿Tú? Cuenta todo, indio – le dijo el gran patrón.
Como éramos hombres muertos, señor mío, aparecimos desnudos. Los dos juntos; desnudos ante nuestro gran Padre San Francisco.
¿Y después? ¡Habla! – ordenó el patrón, entre enojado e inquieto por la curiosidad.
Viéndonos muertos, desnudos, juntos, nuestro gran Padre San Francisco nos examinó con sus ojos que alcanzan y miden no sabemos hasta qué distancia. A ti y a mí nos examinaba, pensando, creo, el corazón de cada uno y lo que éramos y lo que somos. Como hombre rico y grande, tú enfrentabas esos ojos, padre mío.
¿Y tú?
No puedo saber cómo estuve, gran señor. Yo no puedo saber lo que valgo.
Bueno, sigue contando.
Entonces, después, nuestro Padre dijo con su boca: “De todos los ángeles, el más hermoso, que venga. A ese incomparable que lo acompañe otro ángel pequeño, que sea también el más hermoso. Que el ángel pequeño traiga una copa de oro, y la copa de oro llena de la miel de chancaca más transparente”.
¿Y entonces? – preguntó el patrón.
Los indios siervos oían, oían al pongo, con atención sin cuenta pero temerosos.
Dueño mío: apenas nuestro gran Padre San Francisco dio la orden, apareció un ángel, brillando, alto como el sol; vino hasta llegar delante de nuestro Padre, caminando despacio. Detrás del ángel mayor marchaba otro pequeño, bello, de luz suave como el resplandor de las flores. Traía en las manos una copa de oro.
¿Y entonces? – repitió el patrón.
“Angel mayor: cubre a este caballero con la miel que está en la copa de oro; que tus manos sean como plumas cuando pasen sobre el cuerpo del hombre”, diciendo, ordenó nuestro gran Padre. Y así, el ángel excelso, levantando la miel con sus manos, enlució tu cuerpecito, todo, desde la cabeza hasta las uñas de los pies. Y te erguiste, solo; en el resplandor del cielo la luz de tu cuerpo sobresalía, como si estuviera hecho de oro, transparente.
Así tenía que ser – dijo el patrón, y luego preguntó:
¿Y a ti?
Cuando tú brillabas en el cielo, nuestro Gran Padre San Francisco volvió a ordenar: “Que de todos los ángeles del cielo venga el de menos valer, el más ordinario. Que ese ángel traiga en un tarro de gasolina excremento humano”.
¿Y entonces?
Un ángel que ya no valía, viejo, de patas escamosas, al que no le alcanzaban las fuerzas para mantener las alas en su sitio, llegó ante nuestro gran Padre; llegó bien cansado, con las alas chorreadas, trayendo en las manos un tarro grande. “Oye viejo – ordenó nuestro gran Padre a ese pobre ángel -, embadurna el cuerpo de este hombrecito con el excremento que hay en esa lata que has traído; todo el cuerpo, de cualquier manera; cúbrelo como puedas. ¡Rápido!”. Entonces, con sus manos nudosas, el ángel viejo, sacando el excremento de la lata, me cubrió, desigual, el cuerpo, así como se echa barro en la pared de una casa ordinaria, sin cuidado. Y aparecí avergonzado, en la luz del cielo, apestando…
Así mismo tenía que ser – afirmó el patrón. – ¡Continúa! ¿O todo concluye allí?No, padrecito mío, señor mío. Cuando nuevamente, aunque ya de otro modo, nos vimos juntos, los dos, ante nuestro Gran padre San Francisco, él volvió a mirarnos, también nuevamente, ya a ti ya a mí, largo rato. Con sus ojos que colmaban el cielo, no sé hasta qué honduras nos alcanzó, juntando la noche con el día, el olvido con la memoria. Y luego dijo: “Todo cuanto los ángeles debían hacer con ustedes ya está hecho. Ahora ¡lámanse el uno al otro! Despacio, por mucho tiempo”. El viejo ángel rejuveneció a esa misma hora; sus alas recuperaron su color negro, su gran fuerza. Nuestro Padre le encomendó vigilar que su voluntad se cumpliera.
En la ciudad de Juliaca, en la esquina formada por los jirones Nicolás de Piérola y Tumbes existe una casa encantada, los vecinos antiguos del lugar cuentan que muchos años atrás, La leyenda cuenta que la zona estaba habitaba por una mujer muy hermosa, de la que un joven quedó perdidamente enamorado, amor que ella también correspondió.
Se dice que la joven vivía en una laguna por lo que aseguran que era una hermosa sirena. Su padre, el rey de las lagunas, al enterarse de este amor, se habría enfadado con el muchacho, pero finalmente aceptó que se case con su hija. Por ello, le regaló dos pies en vez de la cola de sirena que poseía. Ambos juraron no regresar más al palacio. Tras la boda, compraron la casa en ese sector donde vivieron felices hasta el momento en que un ex enamorado de la bella mujer, al enterarse del hecho, fue en búsqueda de la dama. Al encontrarlos a ambos en su idilio, el furioso hombre mató sin piedad a la pareja recién casada. Por eso, se dice que los gritos desesperados de la mujer y el hombre se escuchan cada noche en la vivienda.
Los vecinos de la zona indican que la casa tuvo varios dueños, quienes siempre la dejaron por escuchar los gritos y al ver cosas raras. Muchos posibles compradores no la adquieren porque quedaron con alteraciones mentales o con enfermedades desconocidas. esta casa había sido alquilada para un restaurante o pensión con el nombre de Ojos Azules. Los dueños del negocio y el personal de servicio al terminar la jornada de atención a los comensales cerraron bien las puertas asegurándolas con tranquetas, al pasar al segundo piso a dormir, ni bien estaban en la cama, escucharon extraños ruidos espeluznantes, dueños y mozos pasaron una mala noche, no podían conciliar el sueño.
Al día siguiente, en la madrugada había un desorden que espantaba a los presentes, todo estaba en ruinas, platos rotos, mesas partidas en dos, adornos y cuadros hecho pedazos, la comida sobrante impregnada en las paredes y el techo; era increíble y espantoso lo acontecido.
Los inquilinos estaban con escalofríos en el cuerpo, angustiados y temerosos por su vida, no podían descifrar el suceso, no alcanzaban a comprender el significado y el porqué del hecho espeluznante. Repuestos del percance y del susto, dueños y mozos abandonaron la casa y se trasladaron a otro lugar.
Estos hechos suceden constantemente con los nuevos inquilinos. La casa encantada permanece toda abandonada, nadie se atreve a vivir en ella. En el lugar se comenta que, la casa está habitada por almas que penan o por espíritus malignos que siempre han estado en ese lugar.
Cuando Juliaca no estaba poblada, el cause del río Torococha no estaba canalizada, atravesaba el lugar formando lagunas y pozas. Los vecinos antiguos cuentan que en ese lugar había una poza de regular profundidad donde sucedían cosas raras, especialmente a media tarde o en la puesta del sol salían de las profundidades de la poza las ninfas o sirenas con busto de mujer y cuerpo de pez, estas atraían a los varones con su dulzura y encanto. Tenía una belleza atrayente, rostro hermoso con cabellera de oro brillante y cuerpo de pez color plata. Los varones atraídos por la belleza no se resistían al encanto de la sirena, después de ver el espectáculo irresistible y maravilloso los hombres quedaban sin habla, otros perdían la razón y se volvían locos, algunos se perdían junto con las sirenas para siempre y no se sabe nada de ellos; muy pocos se liberaban de los encantos de las sirenas y solamente después de un largo tratamiento podían recuperarse.
Con el correr del tiempo la población de Juliaca creció considerablemente, se construyeron nuevas calles y viviendas, las sirenas ya no se ven, el río Torococha está canalizado con fierro y cemento, pero continúa el encanto y el misterio en ese lugar. La casa construida sobre la fosa permanece cerrada y los vecinos del lugar lo llaman la casa encantada.
Antiguamente, muchos milenios atrás,
había un Aimara cuyo nombre era Iqiqu. Era fornido, de estatura baja, humilde,
bondadoso, caritativo y sonriente
Iqiqu fue Un hombre bueno
que buscaba una vida armoniosa entre los hombres, y por dondequiera que andaba
predicaba las buenas costumbres. Donde había problemas y
llantos llevaba la solución, la consolación y la alegría.
Un día, por sus cualidades maravillosas, recibió poder de
Apu Qullana Awki (Dios Padre Divino) que moraba en las alturas sagradas de
Khunu Qullu (Montaña Nevada). Con este poder, Iqiqu había lo-grado realizar
grandes hazañas. Dicen que manejaba grandes piedras, secaba el agua,
trasladaba rocas
y montañas solamente con hondas y su voz. Todo le obedecía; por eso le gente le
seguía de cerca.
Iqiqu tenia una honda y una ch’uspa (bolsa). Así
caminaba por las montañas, cerros, pampas y por las riberas del Lago. Al que
lloraba le consolaba y hacía reír; al que no tenia productos se los
proporcionaba; a los que querían casarse los juntaba para formar su hogar.
Un día vino el Awqa (ser maligno) con su gente sanguinaria. Su as-pecto
era de un hombre barbudo, de tez blanca y con genio muy
malo. Awqa se portó muy cruel. Atemorizaba a los Aymaras y persiguió a Iqiqu. A
los que le seguían los desbandó, a otros los asesinó feroz-mente y a algunos
los obligó para que no le apoyen.
Cierta vez Iqiqu llegó a un ayllu donde Awqa también había instalado su
posada para seguir persiguiendo a Iqiqu. Mientras este iba promoviendo
diferentes formas de ayuda mutua, Awqa y su gente malvada, lo rodearon y
capturaron. Lo torturaron y despedazaron el cuerpo de Iqiqu. La cabeza, los
brazos, las piernas y otras partes del cuerpo fueron desparramados por todas
partes del altiplano y en las cordilleras, a fin de que no vuelva a formarse el
cuerpo, porque tuvieron miedo al poder que tenia Iqiqu.
Nuestros abuelos dicen que cada una de las partes del cuerpo de Iqiqu
esta tomando forma y ha empezado a revivir. Otros dicen que cada parte del
cuerpo se ha levantado y está en camino hacia Wiñay Marka (Ciudad Eterna). Un
día no muy lejano, indudablemente, llegaran a Wiñay Marka. Se juntarán y Iqiqu
tomará una fuerza sobrenatural
que reunirá y llevará adelante a su pueblo.
La Ciudad de Puno y Juliaca se llena de profundo
misticismo, ya que pone de manifiesto la costumbre de adquirir objetos en
miniatura, para posteriormente ello hacer realidad, se traduce en su riqueza
ancestral de vivencias, historia,
tradición y sobre todo cultura.
Sir Edgard B. Tylor en 1871, ya definía a la cultura y decía que
es “Todo complejo que incluye el conocimiento,
las creencias, el arte, la moral,
el derecho, las costumbres y cualesquiera otras capacidades o hábitos
adquiridos por el hombre,
en cuanto miembro de la sociedad“. Los
pueblos de Puno y Jualiaca, como parte de este gran Imperio de los Incas,
tiene un riquísimo legado de historia, tradición y costumbres que
se ve reflejado en esta fiesta tradicional de las Alasitas, que forma parte de
una extensa cultura social, y esto se traduce en que la organización social
y la cultura se da gracias a la conducta social,
esta se define como el conjunto de accionesparcial
o totalmente pautadas de acuerdo a las reglas y significaciones culturales, por
ello todas las acciones humanas dentro de una sociedad son el reflejo de la
cultura que poseemos, con esto se demuestra que nuestras formas de comportamientoen estas fiestas de las alasitas, es la respuesta
de cultura que interrelacionamos entre nosotros. Esta fiesta de las alasitas,
decimos, que es una demostración de nuestra cultura, tradición y creencias, son
y forman parte de nuestra Cosmovisión Andina, que es la forma o manera
particular de interpretar, concebir y ver la realidad, la vida, el mundo, el tiempo y
el espacio, que posee desde siempre el poblador Puneño y Jualiaqueño, los
mismos que le ofrecen una explicación mitológica y la orientación valorativa de
su sentido y su razón de ser. La Cosmovisión Andina en nuestro medio se
manifiesta en las creencias y los valores,
pero fundamentalmente en los mitos cosmogónicos,
que la sustentan. Entonces cuál sería la relación de las fiestas de las
Alasitas con la Psicología Social?…
Tenemos que saber que la Psicología Social estudia
las manifestaciones Psicológicas dei Individuo cuando
vive socialmente, es decir, en cuanto es miembro de una comunidad.
La Psicología Social, estudia entonces las muchas influencias entre los
hombres, ocupándose también de los efectos de inter – relación sobre los
pensamientos, sentimientos, emociones y
costumbres. El hombre no vive aisladamente. Está dentro de la Sociedad. El
medio social, nuestro Pueblo Puneño y Juliaqueño, con su profundo misticismo,
con una alta Religiosidad se influye poderosamente en el proceso de
formación psicológica de las personas. La Mentalidad Social es el “AlmaColectiva”
ha producido el lenguaje, el
arte, la religión,
los prejuicios, las costumbres, la magia, los mitos, la ciencia y
la cultura; y cuando nos referimos al Mito Cosmogónico
Puneño y jualiaqueño, ésta pretende legitimar divinamente a los arquetipos
originarios que explican, justifican y sancionan los hechos básicos de la
condición humana : sexualidady fertilidad, vestimenta y alimento, trabajo y
felicidad, pecado y
castigo, vida sufrimiento y muerte, y
en general las relaciones del hombre con su medio social, natural y sobre
natural. El Pueblo Puneño y Juliaqueño dentro de todo, este contexto místico,
también es un ferviente creyente en la Pachamama, que es una expresión que va
más allá de la bifurcación entre lo visible, lo material e irracional, lo
terrenal y celestial, lo profano y sagrado, lo exterior e interior, que también
por estas fiestas se convierten en una dualidad inseparable entre el poblador
partícipe de estas Fiestas y la Madre Tierra.
Finalmente diremos que todo esto genera, la paz, la tranquilidad, vinculada a
nuestra espiritualidad muy tradicional en nuestro medio, se vive momentos muy
difíciles, que con estas actitudes y
comportamientos sociales tendremos mejor interrelación entre todos nosotros,
como creyentes en la Divinidad.
El
carnaval en Juliaca, desde hace más de dos décadas tiene un nuevo
rostro, ahora es espectacular y artístico, pero menos folklórico; no es
propiamente genuino pero se está constituyendo en parte de nuestra
identidad cultural. El carnaval calcetero se ha convertido en fiesta con
desbordante alegría y exhibición de arte colectivo. Aquí la fiesta
carnaválesca es un espacio de socialización, donde se entroniza la danza
acompañado de la música, el canto, la coreografía, el disfraz, la
comida, la bebida y los sentimientos que exaltan al humano como entidad
artística.
Las
danzas transforman el panorama del altiplano. En tiempo de carnaval la
pobreza deviene en quimera y el derroche en éxtasis; el paisaje se torna
policromo, el silencio se transforma en música y el canto exterioriza
idilios y emociones. ¿Cómo se expresan el carnaval juliaqueño? En estas y
otras estampas.
LA QASHWA DE SAN SEBASTIÁN
Nuestro
carnaval se inicia el 20 de enero con la Qashwa de San Sebastián o
carnaval chico, cuando sus protagonistas Machu Aychas y Ch’iñipilcos
adornan las explanadas de los cerros Huaynarroque y Santa Cruz con sus
melodías, coreografías, cantos y desafíos, al mismo tiempo que rinden
pleitesía a la pachamama.
El
20 de enero es una muy buena oportunidad para observar y deleitarse con
esta danza milenaria en su real magnitud y con sus legítimos
protagonistas, y escuchar el bronco sonido del incólume toqoro de
siglos. La Qashwa el año 2011 fue reconocida como Patrimonio Cultural de
la Nación por El Ministerio de Cultura del Perú.
LOS CONCURSOS DANCÍSTICOS
La
majestuosidad del carnaval juliaqueño se expresa en los concursos de
danzas, siendo los más fastuosos y masivos espectáculos gratuitos. En
estos certámenes se presentan decenas de instituciones artísticas, que
ejecutan danzas nativas, mestizas y de traje de luces; cada una de ellas
tiene su propio elenco musical y coreógrafos profesionales. Se disputan
colosales trofeos y en algunos casos premios pecuniarios. He aquí las
principales perlas que elevan la autoestima calcetera.
ELECCIÓN
DE LA SEÑORITA CARNAVAL: Certamen de belleza organizado por la
Federación de Arte y Cultura (FEDAC) y la Municipalidad Provincial de
San Román. Las candidatas se presentan con su traje especial y se
desenvuelven cadenciosamente al compás de la danza que representan; allí
también se elige a la Señorita Turismo y a la Señorita Folklore.
CONCURSO
DE ELENCOS ARTÍSTICOS: Certamen que convoca a los ballets de las
agrupaciones dancísticas. Es un duelo de lo mejor de cada organización
que danzarán en los certámenes sucesivos.
CONCURSO
DE DANZAS AUTÓCTONAS “PINQUILLO DE ORO”: Organizado por la Asociación
de Toqoros y Pinkillos los Ch’iñipilcos. Es un espectáculo gratuito que
se realiza en la explanada de la urbanización La Rinconada.
CONCURSO
DE DANZAS “VARILLA DE ORO”: Esta actividad es organizada por la
Asociación de Comerciantes del Mercado “Manco Cápac”. Allí los ganadores
no sólo reciben estímulos simbólicos, sino que se hacen acreedores a
premios pecuniarios. Es un espectáculo gratuito.
CONCURSO
“CRISTO BLANCO”: Organizado por la FEDAC y allí participan masivamente
todas las instituciones afiliadas a esta organización provincial.
CONCURSO
DE DANZAS “SOMBRERO DE ORO”: Este certamen es organizado por los
comerciantes del Mercado Internacional “Túpac Amaru”. Es un espectáculo
gratuito cuyo escenario es la calle Moquegua.
CONCURSO
DE DANZAS “SEÑOR DE HUAYNARROQUE”: Este concurso es organizado por la
Agrupación Folklórica Los Machu Aychas de Toqoros y Pinquillos. Se
caracteriza por su formidable ubicación y la majestuosidad del
anfiteatro natural.
CONCURSO
“SEÑOR DE LA AMARGURA” Este certamen se desarrolla en la explanada del
distrito de Caracoto a donde concurren danzarines, músicos y
espectadores de diversas latitudes, y es organizado por la Municipalidad
Distrital de Caracoto.
GRAN PARADA FOLKLÓRICA Esta parada dancística es organizada por la Federación de Arte y Cultura de la Provincia de San Román.
FESTIVAL
DE TARQADAS Y PINQUILLADAS, Y CONCURSO DE BANDAS MUSICALES: Estas
actividades revaloran al músico, la melodía y los instrumentos que dan
el marco melódico a las diversas agrupaciones artísticas que ensalzan el
carnaval juliaqueño.
Estas
presentaciones artísticas son el resultado de cuidadosos preparativos y
ensayos rigurosos, en donde los directivos, alferados y coreógrafos de
los diversos conjuntos, dan lo mejor de su cariño y creatividad. Los
miles de danzarines y músicos compiten para hacer de Juliaca el
epicentro del mejor carnaval andino.
Templo de Santa Catalina.Se encuentra ubicado en el lado Este de la Plaza Mayor de la ciudad de Juliaca. Otras denominaciones: Iglesia Matriz de Santa Catalina, Iglesia Blanca de Juliaca. Este monumento empezó a construirse en las últimas décadas del siglo XVII, por iniciativa de la Orden Religiosa de los Jesuitas. Fue culminado en 1774 en plena época virreinal. En su estructura predomina el sillar primorosamente labrado. Destaca su portada, cúpula y torre-campanario. Puede admirársele desde todos los ángulos. Este elemento representativo que adorna y embellece a Juliaca, en su interior conserva singulares obras de arte como esculturas y lienzos policromados. Hoy está a cargo de los padres Franciscanos.
Templo La Merced
Iglesia de la Merced.A esta hermosa obra de arquitectura republicana se la puede admirar desde la Plaza Bolognesi de la ciudad. Otras denominaciones: Iglesia Nuestra Señora de Las Mercedes. Es un monumento de corte moderno construido en base a rocas, fierro y cemento, con predominancia del color rojizo. En la parte delantera, su solitario e imponente campanario, culmina en una cúpula que remata en un cupulino que sostiene una cruz cristiana metálica, guarnecido por centinelas ornamentales. En esta torre destaca un enorme reloj con cuatro caras circulares. En la parte posterior externa resalta su cúpula y sus paredes tienen ventanas que mantienen iluminado el interior del templo. Esta magistral arquitectura fue levantada gracias a la iniciativa de un grupo de devotos que encargó la construcción a don Gregorio Moroco Laime. Fue inaugurada en 1959, y en 1995 fue refaccionada y decorada en su interior con elementos representativos nativos. Convento Franciscano
Convento Franciscano.Esta arquitectura está construida sobre el cerro Jatun Rumi o Santa Bárbara, se encuentra a 40 metros de la Plaza Mayor de la ciudad de Juliaca. Otras denominaciones: Convento de Santa Bárbara, Convento de los Padres Franciscanos. Está hecho en base a rocas, ladrillos, fierros y cemento; está techado con calaminas inoxidables. Es un edificio de cuatro pisos, tiene un impresionante ventanaje, compuesto por más de un centenar ventanas exquisitamente culminadas y de claro estilo greco-romano. También destaca una atalaya y una torre flanqueante, los mismos que sugieren la idea de ser un Castillo medieval.
Cristo Blanco – Mirador Waynarroque
Cristo Blanco.Se encuentra en el lado Sur-Este de la Plaza Mayor de Juliaca, específicamente en la cumbre del cerro Waynarroque. Otras denominaciones: Cristo de Waynarroque de suaves facciones, Santuario de Waynarroque. Se trata de una obra de arte plasmada en concreto armado y fibra de vidrio, que representa la imagen del vigoroso redentor, con los brazos extendidos, palmas al infinito y con su clásica túnica mirando a lo alto como dicen los fieles que han convertido las frias cumbres de esa montaña tutelar. como punto de perigrinación a que llegan devotos del Cusco Arequipa y de la hermana republica de Bolivia. Al pie de la gigantesca efigie, se encuentra un mirador, desde donde se puede contemplar gran parte de la ciudad de Juliaca y los elementos naturales y culturales de la meseta andina que se eleva sobre los 3810 msnm. Esta monumental y singular obra que fue inaugurada en 03/05/1987. Los artífices que la trabajarón Fueron los Escultores Victor Lujan Rodriguez Prof. de la Escuela de Bellas Artes de aquella Ciudad.y Miguel Arenas en un tiempo record de Dos meses y medio. Se dice que la fé mueve montañas, pero en esta ocación, la religiosidad popular a desplazado los materiales y su esfuerzo para levantar esta colosal imagen.
Locomotora a Carbón
En la actualidad esta añeja locomotora se encuentra en el patio de la Estación de Trenes de Juliaca. También se la puede observar desde la puerta Norte de la Estación ferroviaria. Otras denominaciones: Locomotora de vapor, expreso Meiggs. En realidad se viene exhibiendo el tren completo, es decir, tanto la locomotora como sus respectivos coches de metal y madera. Es uno de los primigenios trenes que ha surcado los ferrocarriles del Sur. Es de fabricación británica y data de inicios del siglo XX. El diseño de la locomotora es tradicional, pero en realidad es un complejo caldero sobre ruedas, y funciona quemando el combustible (carbón o madera) en un fogón que hace hervir el agua, y el vapor generado pasa, bajo altísimas presiones, a los cilindros que hace mover a los pistones que van unidos a las ruedas impulsoras. Su presencia se anunciaba con fuertes humos y era muy celebrada por los pasajeros y observadores.
Galería de las Calceteras
Galeria las Calceters.Esta galería artesanal se encuentra ubicada en el lado norte de la Plaza Bolognesi de la ciudad. Es un edificio de tres pisos construido en 1984 con material noble. Allí se encuentran las artesanas con sus vestimentas típicas (polleras, sombrero tongo, mantones, etc.) tejiendo, exponiendo y expendiendo los productos que salen mágicamente de sus hábiles manos. Estas talentosas artesanas son conocidas como “Calceteras”, y ellas diariamente ofertan a los turistas prendas tejidas o fabricadas con lanas y materiales nativos (llama, alpaca, vicuña) como guantes, calcetas, escarpines, chullos, chompas, chalinas, pantalones, alfombras, etc. Sus primorosas obras manuales son muy apetecidas por los turistas y por el mercado internacional.
Danzas en el Carnaval Juliaqueño
Carnaval de Juliaca.Una de las prácticas costumbristas muy concurridas por propios y extraños, son los tradicionales concursos de danzas folklóricas, las mismas que se realizan durante 8 días y en escenarios diferentes. Estos certámenes artísticos se caracterizan por la majestuosidad de sus trajes, la espectacularidad de sus coreografías y trofeos, la belleza y garbo de sus danzarines, así como por el gran derroche de alegría sin par. Visitar Juliaca en los carnavales es una inolvidable experiencia de gozo compartido, que vale la pena retornar las veces que se desea.
Laguna de Chacas
Laguna de Chacas.Se encuentra a 10 km al Nor-Oeste de la ciudad de Juliaca, en la comprensión de las comunidades de Kokan y Chacas. Descripción: Es una laguna cerrada rodeada por enormes cerros como el legendario Iquinito, cuyo pico es el más alto de la zona. Tiene forma alargada y una superficie promedio de 6,2 Km2. Esta laguna propicia la existencia de una flora y fauna heterogénea, fundamentalmente en época de lluvias, con predominancia de aves que combinan armoniosamente con la quietud de las aguas, las mismas que le dan al paisaje, un pintoresco y singular aspecto que causa admiración e incita a las más nobles inspiraciones humanas
No se sabe, quién ni como fue movida la piedra
hasta el Campin lo que es hoy el Pasaje de la Cultura. Este hecho
significó para los juliaqueños la revolución del cuatro de noviembre de
1965 por solicitar con justicia agua, desague y luz que terminó con la
inmolación de sus mártires que tuvo connotación nacional e
internacional. Después de veinte años, nuevamente la piedra misteriosa
fue movida, tampoco se sabe quién ni como fue a dar a esquina entre las
calles Ica y Lavagña donde actualmente se encuentra. Lo único que se
sabe, es la devastadora inundación de muchas urbanizaciones y el
sufrimiento del pueblo. Cuando cesaron las torrenciales lluvias, Juliaca
parecía una isla solitaria.
La piedra misteriosa iba a ser destruida
como material de base en la construcción de la vereda. Las personas que
sabían de la existencia de esta piedra, impidieron que se moviera de su
lugar y con la intervención del alcalde provincial Marcos Valencia
Toledo lo fijaron con cemento en la misma vereda para que los
juliaqueños ya no sufran mas daños y desgracias.
La
gente del pueblo le dice la piedra de la carnicera, pero las personas
que saben de su energía y poder le hacen el pago echandole flores,
dulces, galletas, misturas, serpentinas, licores y otros pagos y
challadas a voluntad, como un acto de agradecimiento por los beneficios y
milagros recibidos, especialmente en el año nuevo, carnal chico, semana
santa, tres de mayo, san Juan, 28 de julio, mes de agosto santa tierra
pachamama, 24 de setiembre, 24 de octubre y navidad. Los creyentes en la
piedra piden que nunca sea movida de su sitio, para evitar nuevos
sufrimientos y desgracias en el pueblo juliaqueño.
Un
mito idealizado de un personaje fabuloso que impresiona a los mineros,
cuenta la tradición oral y el testimonio de parte y además por ser común
y popular escuchar la historia de este pequeño duendecillo; que adopta variados nombres como Muqui, Chinchilico, Anchancho o Diosecillo de la Abundancia en la Minería, o como se llame. Su figura y aspecto también es variable de acuerdo al lugar y al momento que se aparece.
Este Muqui, es celoso guardián y cuidador de los espíritus de la
mina, es una versión contadas por los pobladores que migran
temporalmente a la Mina la Rinconada en la Popular Provincia de Sandia,
donde la minería artesanal e informal dinamiza la economía
de quien fortuitamente se acerca a esos lares a fin de mejorar o elevar
sus condiciones de vida. Por lo que mucha gente, en busca de una
oportunidad laboral,
se dirige a esta zona a veces con la suerte o repentinamente halla la
muerte. En estas circunstancias este pequeño personaje celoso guardián
de los socavones siempre suele aparecer al amanecer donde se presenta el
pacha wiljta, o el alba, es un personaje gracioso, al igual que su
oreja, su boca y su nariz.
Arroja llamas de fuego por la boca, su cara, sombrero y vestidura es
de color rojizo, muy parecido a un pequeño bombero, no usa calzados,
pero si espuelas, que causan gran ruido,
es como si lo pusieran un cascabel al gato. Este ruido enloquecedor
suele ser una pesadilla para el minero que por casualidad de la vida se
topa con él. Su montura es Europea, pues se describe, cabalgar un
caballo blanco, pues a veces asumiendo el dueño, amo y/o gamonal de la
mina.
Es importante mencionar que las personas de solvencia intelectual y moral han manifestado tener contacto con el muqui, dueño y guardián de las minas.
Cuenta la tradición oral, proporcionado por una amigo que en los
socavones de las Minas de la Rinconada allí en la Provincia de Sandia.
Algunos mineros percibían la presencia de un ser diminuto y gracioso el
cual les jugaba algunas bromas a los que descansaba plácidamente después
de una jornada agotadora de trabajo, escondiéndolos sus pertenencias,
pintándolos la cara con hollín, o qisima y haciendo muchas travesuras al
interior del socavón. Pero cierto día un minero anciano de nombre
Julián visiblemente desgastado por el trabajo contó que aquél que lograse atrapar al pequeño duendecillo “tendría la posibilidad de pedirle oro”
que este guardaba en su escondrijo: ¡Es el muqui! Gritó espantosamente y
en forma mística Julián. ¡Pero cuidado! Advirtió ¡no hay que hacer
ningún trato con él! ¡Es muy astuto el bandido! ¡Si es un bandido!
Advirtió Julián. Mientras se retiraba del socavón con gritos irónicos y
de demencia.
Paso mucho tiempo, tal vez una semana, tal vez un año hasta que el
rumor llegó a los oídos del joven minero Víctor. Un joven bachiller
universitario que necesitaba atesorar oro para graduarse en la Universidad,
recién casado, el cual llegaba cada semana a su casa donde conversaba
con su esposa siempre lo mismo: ¿Sabias que el muqui tiene bastante oro?
¿Cuántos años tendrá el Muqui? ¿De dónde sacará todo el oro ese
condenado enano?. Así cada semana, para entusiasmado Víctor. Y así cada
semana era incesante la preocupación por el Muqui de parte de Víctor,
era el tema de conversación más resaltante. Pero las conversaciones se
volvieron ideas y las ideas se volvieron suelos y los sueños se convirtieron en obsesión; hasta que Víctor empezó a urdir un plan
para capturar al Muqui y con él todo su oro. Ya los mineros de la
Rinconada congeniaban la manera amistosa (aunque sin verlo) con el
Muqui, ellos le dejaban un poco de coca y cigarrillo en algún rincón de
la mina a cambiode
éste no los haga víctimas de sus travesuras. El Muqui recogía los
obsequios y regalos que los proporcionaban los mineros (o menor dicho el
pago respectivo) de manera tan misteriosa que absolutamente nadie sabia
cómo, ni cuándo se aparecía. Pero para Víctor, a quién el Muqui se le
había convertido en una Obsesión ese ya era un problema resuelto.
Víctor, contra viento y marea, no lo había dudado por ningún motivo
ni le tembló ni un suspiro había decidido atrapar al Muqui, aquella
noche, para lo cual se fue a hacer guardía junto a los regalos que ese
día le dejarían los trabajadores compañeros de Víctor, en el abismo más
profundo del socavón. Se tapó con una manta negra dejando una pequeña
abertura para los ojos. La zona apenas estaba iluminada por una pequeña
antorcha de petróleoy
trapo viejo, lo cual le daba un aspecto más misterioso aún aquella
situación. Esperó una, dos, cinco horas y nada; pero cuando ya bordeaba
las cuatro y media de la madrugada, Víctor quién se había echado a
dormir, y de pronto sintió un gran peso sobre su espalda y aún sin
moverse abrió totalmente los ojos y se quedó quitoy
despavorido escuchando el silencio al interior del socavón. Uy ¡era el
Muqui! ¡Y estaba revisando la bolsa sentado sobre la espalda de Víctor!
¡Este es el momento! Monologamente pensó Víctor para si mismo,
respirando profundamente. Sí pronunció, es el momento dijo Víctor.
Entonces se levantó de improviso, trató de atrapar al Muqui con su manto
negro, pero cayó de bruces sobre el piso. Mientras el Muqui se reía
como un loco endemoniado e irónico burlándose del pobre Víctor. ¡Anda
ponte de pie! Gritó el Muqui. Víctor se levantó y así con la poca luz
bajo la penumbra de la antorcha pudo ver al Muqui. – Tayta Muqui,
Papacito quiero oro, Werajucha “quiero un poco de oro”. Fue lo primero
que pronunció ensangrentado por el pavor y espanto. Pues – Quieres oro,
trabaja pue conchatumadre – respondió irónicamente el Muqui. – Verdacito
necesito oro, necesito oro, porque, porque mi esposa está enferma. ¿¡y
su enfermedad se cura con oro¡?, es que las medicinas están muy caras y
no hay, trabajo y en la mina te pagan poco. Respondió timoratamente
Víctor. ¡Pues consigue otro trabajo! Seguía burlándose el Muqui. – Por
favor, duendecillo de la abundancia rey y amo de las minas dijo Víctor.
Mientras se acervada lentamente al enanito burlón y bufón. Dé un
felino salto pudo cogerlo de las manos forcejearon muy poco, pero muy
duro y por fin. Ahí en el suelo envuelto en la manta de color negro
oscuro se encontraba atado Víctor.
Sí, el Muqui lo había atrapado a él. Mirándolo con cierta ironía
mencionó el Muqui algunas palabras en quechua arcaico y se alejó
riéndose diabólicamente Ja. Ja .Ja .Ja. Jo. Jo.Jo.Ja
Ja Jo. como un loco endemoniado. Mientras envuelto en la manta oscura
yacía y reposaba eternamente un gran bulto de oro en forma humana,
descansaba en una beta el cuerpo de Víctor.
Y al día siguiente no pudieron hallar jamás el cuerpo de Víctor. Y lo
único que hicieron los jornaleros del día siguiente darle un minuto de
silencio y una persignada en nombre de Dios Santo y creador.
Mientras tanto la esposa de Víctor, Bertha cansada de llorar y
esperar se fue a vivir a Tacna , donde cada noche tenía un sueño muy
raro, un extraño resplandor le llamaba a través de un túnel profundo y
siempre solía despertarse sobresaltada e irritada. cuando en el mismo
sueño se escuchaba una risa vesánica, demente. Porque a Víctor su esposo
no le habían dado una cristiana sepultura. Como entre pesadillas le
pedía Víctor que este a su lado. pero esa, ya es otra historia.
KHARISIRI
[Por: Juan Choquehuanca Mamani.]
Cuando el sol alcanzaba su cenit del día, y el calor
se percibía como el de las fogatas de las noches del 23 de junio; el
camino que conducía de retorno sobre la tierra cual culebra andina en su
descanso cotidiano, y para hacerla difícil a cualquier caminante del
lugar se hallaba cubierta de una fina arena que imposibilitaba su
caminata normal, iba empujando mi bicicleta como también mi acompañante,
en nuestras frentes se podía percibir las gotas de sudor que recorrían
presurosas. Era el paso obligado de todo caminante, era la “compuerta”,
lugar considerado para muchos donde rondaba la muerte, habían ocurrido
muchos asaltos, robos y hasta muertes; a los costados del camino se
yerguen dos ceros muy elevados cuales rascacielos urbanos, en la soledad
de los andes.
El silencio era único y sepulcral, sólo se percibía el sonidosuave
y callado de nuestros pasos; de pronto comencé a sentir un sueño fino y
apacible, mis párpados parecían caer cual telón al final de la función,
y mis pies desinflarse cual globo en las manos de un niño; cando
parecía que no quedaban más fuerzas en nuestras venas y nuestros huesos se resquebrajaban en mil pedacitos y el sueño nos envolvía en su manto mortal.
Mi acompañante, como salido del letargo infinito en su lucha desesperada gritó de pronto:
¡Yatichiri, tengo sueño, ya me estaba durmiendo!, ¡No sé que me pasa!
Sus palabras fueron como el rayo que recorrió mi ser y sentí que sudaba al mismo tiempo.
¡Yo también!, no entiendo que nos pasa, respondí.
Ya alcanzábamos el final de la “compuerta” de caminos serpenteantes y
un recorrido de más de tres kilómetros; apresuramos el camino y al
final donde el camino toma una recta perdida en la distancia y pasando
unos arbustos de ch”illiwa y jichhu pudimos observar un burrito negro
con sus ojos diabólicos, su mirada penetrante y maniatado que pastaba en
la tranquilidad del pastizal, y de rato en rato nos lanzaba su mirada.
Al ver el animalito recorrió nuestros cuerpos un sudor frío y parecía
que el corazón se nos paralizaba; elevamos nuestro tono de
conversación, dijimos hasta groserías con la finalidad de darnos ánimo
uno al otro y no caer en los garfios maléficos del kharisiri.
¡Kharisiri!, ¡kharisiri!, exclamamos con desesperación y montando en
nuestras bicicletas nos alejamos del lugar como el eco que lleva el
viento.
Esta “compuerta” une los pueblos de Quequerana, Ninantaya, Quiriquiri
y Nuñuni; con los de Ollaraya, Occopampa, Huayrapata y otros; pueblos
perdidos en los enmarañados espacios del noreste de Moho.
El kharisiri o kharisirinaka son personas dedicadas a extraer el sebo
humano, para luego comercializarlo con individuos dedicados al negocio
rentable de este producto humano, que por su alto valorde cotización no miden las consecuencias que acarrea a la persona
que fue extraído el sebo, que puede llegar a morir si no es tratado
adecuadamente en el momento oportuno y con los elementos necesarios.
Hecho que sólo la medicina natural puede curar en la actualidad.
Este personaje en la vida práctica toma las formas de algunos
animales, como: un burro común y corriente, la de un perro negro, un
gallo, un plástico
negro que conocemos y usamos, pero, se presenta como que es arrastrado
por el viento de un lado a otro alrededor del caminante y otras formas
que pueden variar de acuerdo a los contextos geográficos.
¿Se imaginan ustedes si nos quedábamos dormidos en ese instante y empujando nuestras bicicletas?.
Aquella mañana don Lorenzo debía llegar muy temprano a la feria de
ganado; se levanto de madrugada como era su costumbre; tomó el mate de
coca que despedía un olor aromático y agradable que le había preparado
su esposa Concepción, era el segundo canto del gallo, mañana frígida y
adornada por la luz melancólica y tenue de la luna.
Tomó su poncho, se echó la chalina de vicuña al cuello y su ch”ullu
para protegerse del frío lacerante de la mañana. La luna cubría la
tierra con su manto blanquecino y él podía divisar el sendero que se
extendía frente a él, era un río seco y sólo un hilo de agua corría por
su cause, pasó por ella sin problemas y encontró allí un burro que a esas horas de la mañana tomaba su agua. Él con su voz gutural y taciturna dijo:
¡Burro, burro, burro!
Y prosiguió su camino, pero, de pronto volteo y se dio cuenta que el
burro que había encontrado en el río venia tras él. Y dando media vuelta
dijo al burro:
Carajo, ¿Kunsa aka asnusti muni?, ¡fuera, fuera burro!
Como vio que el burro no se iba y continuaba caminando detrás de él, pensó a la velocidaddel
rayo, volteó y con una navaja que siempre llevaba cortó la punta de su
oreja y continuó su camino; sin antes sacar un pedazo de periódico sucio y envolverlo en ella el pedazo de oreja.
Cuando habían pasado algunos días doña Concepción que acostumbraba
lavar la ropa de su esposo, sintió un olorcillo raro que provenía del
bolsillo del saco de Lorenzo y llevando la mano hasta allí se encontró
con el envoltorio de periódico y cuando abrió grande fue su sorpresa al
ver lo que allí había y llamando a su esposo le gritó:
¡Tata!, ¿Kunaraki akasti?, ¿Jumaxa kuna jaqcha jiwayaskta? Y temblaba de pie a cabeza e imaginaba lo peor.
Lorenzo recordó en ese momento lo sucedido aquella mañana con el
burro cuando iba a la feria de ganado y aprovechó para contarle lo
sucedido; entonces, entendieron de lo que se había librado don Lorenzo.
Aquel burro no era un animal común y corriente, sino como ya sabemos era
el “kharisiri” que transformado en dicho animal estuvo a punto de
extraer el sebo (“lik”ichsuña”) a nuestro querido Lorenzo; quien aún
puede compartir la alegría de su familia al pie del majestuoso Qhapiya.
Aquella tarde cuando el sol reclinaba y el ocaso dejaba sus últimas luces infinitas Donato, el hijo mayor de la familiajugaba
como de costumbre con los últimos animales que quedaban fuera del
corral de la cabaña al pie del imponente Ch”ila Qullu, su padre que se
encontraba a algunos metros de él, al notar la presencia de un gallito
de regular tamaño al pie de una roca y extrañado por la súbita aparición
de este animal, que presentaba un plumaje muy peculiar, le ordenó:
¡Donato ve y arrea ese gallo!, ¿De quién podrá ser?. Por aquí no existe ninguna casa, se dijo así mismo.
El pequeño Donato que acostumbraba mirar los animales por debajo de
sus piernas, se agachó y miró hacia el animal, pero se quedó como
petrificado no sabía si creer o no lo que sus ojos veían, de pronto como
quien ve un fantasma, se levantó grito y al mismo tiempo que se
aferraba a su padre con todas sus fuerzas, y le decía:
¡Awki, Awki, janiwa ukaxa chhankakiti!, su padre sorprendido por la actitud de su hijo no comprendía lo que sucedía sólo atinó a preguntarle:
¡Yuqalla! ¿Kunasa Kamachi? Y su hijo se le aferraba con más fuerza a su cuerpo y sudaba como si hubiera participado en una competencia de maratón, sólo atinó a señalarle con sus manitas con dirección al gallo.
Volteo para mirar al gallo y éste ya se encontraba parado sobre la
inmensa roca, hecho que era muy raro en estos animales y por lo avanzado
de la tarde. Quiso ver lo que su hijo había visto al agacharse y mirar
por debajo de sus piernas y/o entrepiernas; cuando miró al gallo ya no
estaba, sino que, solamente pudo ver desaparecer detrás de la inmensa
roca la cabeza de un hombre con una cabellera bastante crecida y
chascosa. Y dirigiéndose a su hijo, lo acarició al mismo tiempo que le
decía:
Jani jachamti wawa, ¡kuna purkiriyapunchi!. Utaru sarxañani.
A los pocos días se enteraron que la esposa de su vecino quien vivía
al otro lado del cerro en la cabaña de P”axra Jaqhi, se encontraba
enferma, luego de haber comido chicharrón de chancho que la familia
había preparado por la alegría de haber culminado el recojo del ch”uñu y
tunta que fue muy abundante y la época de heladas ya se iba, terminaba
junio para dar paso al mes de las cometas en la zona.
La pregunta quedaba flotando aún, ¿Qué había visto aquella tarde
Donato? Y asustarse como lo hizo, su padre estaba muy inquieto todos
esos días, pero, no quería recordarle el mal momento vivido por su hijo;
finalmente, llegó el momento de conversar sobre el tema, cuando toda la
familia se encontraba reunida en la noche después de haber cenado,
frente a la pregunta de su padre Donato narró lo que había visto:
Kunawrasati uñttha ukaxa, uka qala k”uchunsti janiwa kuna chhankasa
utjkataynati, uka jach”a qala k”uchunsti maya ch”iyara isini, ñik”utasa
t”ampa, nayrapasa ninjama sank”iri phiru jaqikiwa sayaskataynaxa.
Efectivamente, lo que Donato había visto no era un gallo, sino, una
persona extraña con características extravagantes, con ojos que
brillaban como la brasa del fuego y su ropa completamente negra,
hicieron que el niño se asustará aquella tarde como lo hizo.
Como ya se dijo, el “Kharisiri” puede tomar la forma de distintos
animales y objetos cuando tiene que atacar a las personas y sacarles el
sebo (lik”ichsuñataki), y lo puede hacer en cualquier momento del día y
en el momento menos pensado y en el lugar menos indicado.
Existen algunos elementos que permiten contrarrestar su ataque, como:
el ajo, qañiwaku, llevar puesto alrevés alguna ropa interior, y hacer
un nudo la punta del poncho; y otros de acuerdo a cada zona. Las
personas que son sacados el sebo, pueden estar sin mostrar mal alguno
hasta por dos meses a más; su mal se manifiesta cuando el individuo
consume carne de chancho, pescado y/o toma licor (generalmente cerveza), antes de ello puede mostrarse como persona sana, pese haber sido extraído el sebo.
En la casa todos se hallaban muy acongojados, doña Lidia había sido
sacada el sebo por el “Kharisiri”. Sentía unos dolores intensos a la
altura de la cintura y esta se quería partir, le incomodaba sentarse, el
estar echada también, ninguna posición era cómoda,
y el dolor era insoportable. El curandero de la zona había detectado su
mal a través de la orina de la enferma; sudaba bastante. El curandero
hacia saber a su esposo que debería conseguir en forma inmediata lo
necesario para el tratamiento.
El curandero le preparó una lista de las cosas que debía tener a mano
inmediatamente si quería salvar a su esposa de la muerte que era
inminente. Manuel miró la lista que el curandero le había entregado, y
exclamó:
¡Kunaraki nayatakixa!, ¡Uka kharisiri, katjakiriktha wallpa
lluch”spunwa lluch”iririktha!. Masticaba su dolor y pena la mismo tiempo
y se prestaba a salir en busca de lo que le habían pedido el curandero,
para el tratamiento de su esposa, quien dormía momentáneamente después
de haber tomado el primer medicamento (sebo humano) que le dio el
curandero.
Debía conseguir un cordero negro, era fundamental para su
tratamiento, luego de haber caminado gran parte de la noche, llegó al
amanecer a la cabaña de su compadre quien vivía al pie del imponente
Maräwi, le parecía extraño que su compadre lo visitara desde tan lejos,
lo recibió con bastante alegría, luego de desayunar el delicioso potaje
consistente en sopa de phatasqa y carne fresca de cordero, acompañado de
un delicioso plato de ocas sancochadas preparado por su esposa, don
Marcelo al ver a su compadre tan apenado entendió que necesitaba de su
apoyo y le expresó:
Kumpari, ¿Kunaxalla wakischi?, sinti llakitaraktasa. Manuel mirando el corral de las ovejas de su compadre, exclamó:
Uka ch”iyara uwijamalla alxt”awita, jani ukasti warmijasa jiwaspawa.
Al mismo tiempo que le explicaba la razón por la que tenía la necesidad
urgente de un cordero negro y por lo que había caminado durante parte
de toda la noche.
Luego de despedirse de la casa de su compadre Marcelo, retornó a la
suya donde su esposa se encontraba convaleciente, llegando a su casa se
preparó para iniciar el ritual de la curación. Sólo esperaba la llegada
del curandero. Y se decía a sí mismo.Akampikuchawa warmijaxa waljtaniwa. Y su pensamiento recreaba los momentosfelices conjuntamente a su esposa e hijos